lunes, 6 de septiembre de 2010

Souvenirs


He ido y venido de la casa donde crecí, tres veces, pero siempre era algo temporal, dentro de mi siempre supe que podía volver cuando quisiera, y que mis cosas personales estarían allí mismo donde las había dejado, y al momento de regresar, la vida seguiría como si nada hubiera pasado, en mi pequeña burbuja en donde no necesito crecer, es como estar dentro del vientre materno, calientita y protegida.
Esta ves todo va a ser diferente, llego la hora de empezar lo que me gusta llamar “la vida real”, de la que ya no se puede volver atrás porque todo lo que haga es permanente y serán decisiones tomadas por mi, pero versión adulta. Y entre las primeras decisiones que tengo que tomar ahora que ya voy a ser adulta es que pertenencias llevarme, cuales dejar y lo mas duro aun, cuales voy a regalar.
Siempre pensé que no eran muchas las cosa que tenia, pero ahora que debo de elegir me doy cuenta que poseo demasiadas y no se por donde empezar. Entre libros, ropa, zapatos, alguna que otra joya de poco valor y otras de un poco más, cremas, maquillaje, y recuerdos, me quedo impresionada de lo que una puede acumular con solo 26 años de vida y me encuentro ante la disyuntiva sobre que cosas son importantes y cuales puedo dejar para que ocupen el espacio de otra persona.
Mientras voy metiendo lentamente, muy lentamente, en bolsas de plástico aquellas cosas que voy a dejar, voy recordando fragmentos de mi vida, porque cada blusa, cada suéter, cada bufanda tiene impreso el momento preciso de alguna alegría como las salidas con mis amigas en las que hacíamos tonterías para divertirnos, o la noche que me di cuenta que estaba viviendo una mentira con respecto al amor o el día que salí a pasear con mi mamá.
Y la vida sigue pasando, rápidamente, lentamente, dependiendo del momento, dependiendo de mi percepción, y trato de encontrar una excusa para llevarme todo, al mismo tiempo que me esfuerzo para ser razonable y tal vez no tan materialista, porque mi vida pasada, la llevo conmigo, donde sea que vaya, y donde sea que encuentre el final de mi camino, mi pasado estará ligado a mi presente y en mi futuro, siempre voy a recordar aquella blusa rosada que llevaba la tarde que conocí a esta persona por la que me mudo al otro lado del mundo.