martes, 24 de agosto de 2010

Cada cosa en su lugar


Hace poco me dijeron, “cada cosa en su lugar, no se va a comparar uno moreno y latino con algún europeo o sueco, no hay comparación”. Traducción: ¡no hay que ser igualados!
Lo más triste es que este tipo de comentarios salga de nuestra propia gente, victimas seguro de la discriminación en algún momento de sus vidas, y que crecieron pensando que todo seria más fácil y mejor si hubieran sido blancos, rubios y de ojos azules.
Tal vez en realidad si se hayan mas ventajas al ser una rubia despampanante con ojos como el mar y cuerpo de sirena, a lo mejor se abrirán mas puertas hacia el éxito, pero no se, como resulta que no soy de ese tipo si no mas bien morena, de ojos obscuros y tengo un cuerpo de mujer promedio no he podido comprobar las ventajas de ese tipo.
Sin embargo mi aspecto físico tampoco ha sido un impedimento para que haga lo que quiera y me mueva en esta vida como pez en el agua, con los obstáculos, problemas y frustraciones que todos vivimos.
Pero no es que no sepa la realidad sobre la discriminación que existe al tener un color de piel más obscuro, la he vivido, he sido victima de ese prejuicio en el que nos ponen a todos los latinos en el que somos unos vagos, pobres-muertos de hambre y ladrones.
Solo que yo escogí no hacer de esto mi problema, decidí que si esas personas quieren creer que por mi color de piel y origen automáticamente soy de lo peor entonces era mas bien un problema de ellos no tanto el mío.
Yo no voy a ir por la vida disculpándome por mi nacionalidad o por mi aspecto físico, ni voy a ir cediendo mi lugar a otros porque son de “raza superior” el lugar de cada uno es el merito de lo que uno hizo, por lo que uno luchó, y no debido al color de ojos.
Me siento orgullosa de mi color de piel, me encantan mis ojos cafés y mi pelo negro es uno de mis aspectos físicos que mas me gusta, y no voy a cambiar esa forma de sentir, y espero que algún día todos nos podamos sentir orgullosos de ser latinos y de finalmente sentirnos bien en nuestro lugar.

viernes, 13 de agosto de 2010

Desapariciones



A veces las cosas desaparecen sin razón alguna, un día están en la gaveta y luego se desvanecen, y con un poco de suerte aparecen algunos días después en algún lugar totalmente inesperado, y otras veces ya no aparecen nunca, dejando esa sensación de misterio para siempre. Como la existencia de duendes, fantasmas y alienígenas, que pasa el tiempo, pasan los siglos, y aun en el fondo desearíamos ver alguno de estos fenómenos solo para comprobar que no estamos tan solos en este vasto universo.
Lo más fácil es creer que simplemente las perdimos por ser descuidados, desordenados… Pero y ¿si vivimos en una ciudad colonial, en donde vivió Don Pedro de Alvarado y sus españoles colonizadores, en donde trabajaron los mayas de esa época, hicieron tamales, fiestas dominicales? Entonces me inclino por los fantasmas, ellos son quienes se divierten usurpando nuestro mp3 rosado fluorescente para escuchar la música de moda, o que utilizan mi cepillo para hacerse los peinados más vanguardistas, o usan mis lentes para el sol cuando salen hacer picnics al cerro de la cruz.

Ya me los imagino con sus manteles bordados, que ponen sobre la grama y la canasta de petate en la que llevan pastelitos, pedazos de pollo rostizado, y luego de la comida se acuestan bajo la sombra de un árbol usando mis lentes de sol, para dormir la siesta.
Para nuestra mala suerte, como no tienen noción del tiempo, ya que están atados por la eternidad, creo que a veces se les olvida devolver los objetos que tomaron sin permiso, o quizás simplemente se los quedan para su uso exclusivo y personal, olvidando dejar siquiera una nota de agradeciendo por su nueva adquisición, haciendo de ellos unos seres bastante mal educados.
De una forma u otra prefiero pensar que ellos tienen mis pertenencias en lugar de decirme a mi misma que yo los perdí o deje tirados por algún lugar sin recordarme o peor aun que algún ladronzuelo bastante hábil fue capaz de sacarlos de mi bolsa sin que yo me diera cuenta, entonces me cuento la historia de estos fantasmas traviesos a los que les gusta la tecnología moderna y agarran mis cosas para divertirse un rato en su eternidad.